Casas Viejas desde el principio quedó en zona nacional, aquí no hubo guerra como tal, no se establece ningún frente y el pueblo permaneció en “calma”; no podemos olvidar que los Sucesos del 33 estaban demasiado cerca en el tiempo. Pero claro que pasaron cosas:
José Suárez cuenta en sus memorias los inicios de la guerra; en julio del 36 era concejal por el partido socialista, huye a través de la sierra hacia la Sauceda, Ronda… Su cuñado, Francisco Fernández, era el secretario local de la UGT, decide quedarse argumentando que no había hecho nada que pudiera molestar a nadie y que por tanto no lo detendrían. A Pepe Suárez la huida le salvó la vida. A Francisco Fernández se lo llevaron a Medina junto con el alcalde de Alcalá y un tal Parrita, también de Alcalá, los cuales fueron fusilados (25 de agosto) y enterrados en San José del Valle.
Dos o tres días después del golpe, un grupo de falangistas de Medina visitan Malcocinado y Casas Viejas, asaltan las casas de Pepe Suárez, y Francisco Fernández y se llevan a éste, con el desenlace ya citado. Y queman y destruyen las sedes de los sindicatos UGT y CNT. En Casas Viejas no hubo miembros de Falange hasta que comenzó la guerra, se formó un grupo de unos veinte, algunos miembros de clases acomodadas pero también trabajadores, que se sepa no tuvieron mucho protagonismo.
Comunican en el cuartel de la Guardia Civil que todos los que habían estado en la cárcel por los Sucesos del 33 se tienen que presentar en Medina, algunos son detenidos, la mayoría huyen (anarquistas y socialistas).
Los últimos días de julio y los primeros de agosto fueron de psicosis colectiva en Casas Viejas, el miedo se apoderó de muchos ya que tenían como precedente los Sucesos. Hay cuarenta sumarios que hablan de huida, muchas más personas se pasaron a la zona republicana a través de la Sauceda camino de Ronda.
Pepe Pareja le dice a Mintz en Los anarquistas de Casas Viejas: “Esa noche (18 de julio?) entre las once y las doce trajeron algunas personas de Alcalá y las fusilaron por encima del pueblo” (…) “ dos días más tarde trajeron otro grupo de Alcalá y los ejecutaron cerca del pueblo, cerca de la suerte del Pollo, km. 11”.
Además del ya citado Francisco Fernández Guerra de la Vega (asesinado el 25 de agosto, a pesar de los intentos de la familia por salvarlos), mataron a Benio, un socialista que tenía un bar, donde luego estuvo el de Acho. En Malcocinado también murió Francisco Guinea Pérez.
Juan Estudillo, conocido anarquista, se suicidó tirándose a un pozo por el miedo.
A los casaviejeños que los tocó incorporarse a la guerra por la edad lo hicieron a los dos bandos, dependiendo de sus antecedentes, los más comprometidos políticamente huyeron al bando republicano; el resto se unieron (o más bien los unieron) al bando franquista.
Y aunque en 1936 estaba viviendo en Paterna, no se puede quedar fuera de esta reseña María Silva Cruz “La Libertaria” que había conseguido salvar la vida en la choza de Seisdedos en el 33; fue detenida el 19 de agosto y asesinada el 24. Aun no se sabe dónde están sus restos.
Para profundizar en el tema podemos acudir al blog de Salus, Casas Viejas desde Casas Viejas y al libro Los anarquistas de Casas Viejas de Jerome Mintz.